Zangbo, el término tibetano para designar los ríos, tiene un profundo significado en la cultura tibetana y en el paisaje natural. Representa no sólo una fuente vital de vida, sino también un profundo símbolo de fe espiritual para el pueblo tibetano.
En el budismo tibetano, el Zangbo se considera un flujo sagrado que nutre la tierra, armoniza con la naturaleza y simboliza el movimiento de la compasión, la sabiduría y la interconexión. En las tradiciones Bon, el Zangbo se considera el elemento vital que une el cielo y la tierra, canalizando la energía que fluye a través del universo.
El Zangbo también es rico en mitos y leyendas, ya que se cree que sus aguas purifican el alma, limpian las energías negativas y sustentan a todos los seres vivos. Ya sea en las prácticas religiosas, las costumbres culturales o la vida cotidiana, el Zangbo encarna la esencia de la continuidad, la vitalidad y el poder espiritual, lo que refleja el papel central del río en el mantenimiento del equilibrio y la vitalidad de la vida en la región montañosa.